jueves, 29 de marzo de 2007

Recuerdos...

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Antonio Machado


Instantáneas que evocan sabores, texturas, sentimientos. Corazón galopando en el pecho. Fogonazos de pasado, ineludibles por mucho que quieras esquivarlos. Viejas heridas que bajo la cicatriz siguen latiendo. Bagaje pesado que se agarra, y se convierte en lastre, y no nos abandona.


Emoción, rabia, dolor. Las tardes anodinas de domingo pasarán. Sonrisas imborrables acariciadas por el sol de primavera. Misteriosa materia de la que están hechos los sueños.


Echo de menos aquellos días de bicicletas y risas, de hoy vamos a tu casa a merendar, de por qué nos vamos tan pronto mamá.


Y sin embargo no queda sino convencerse de que, diferente, pero puede seguir repitiéndose, porque la vida puede seguir siendo maravillosa. Porque no puedes vivir de recuerdos, porque tienes que seguir esforzándote por los recuerdos del mañana, que son el hoy.


No, pero gracias, debo volver a calzarme las sandalias y ceñirme el manto, a ver si hoy tengo suerte y me encuentro contigo en el camino...



Te recomiendo la versión cantada del poema de arriba que hizo Serrat. Se llama Retrato, del álbum Homenaje a A.M.

domingo, 25 de marzo de 2007

Sobre el programa, la nave y la misión.

El programa

Desde que la Unión Soviética lanzara la sonda Sputnik, iniciando la carrera espacial en un momento de especial tensión política entre rusos y americanos a principios de los años sesenta, los EE.UU. habían ido a la zaga en lo que a avances en su programa espacial se refiere. Fueron segundos en lanzar un satélite artificial, mandar un hombre al espacio y realizar un paseo espacial.

A modo de revulsivo, y consciente del peso simbólico que tendría invertir las tornas, el presidente Kennedy marcó el objetivo de que fuese un americano el primero en poner el pie en la Luna, y que fuese antes del fin de la década. Una joven NASA, entre la que no faltaban voces que desconfiaban de las posibilidades reales de cumplir el compromiso, recogió el envite y, tras concluir los programas Mercury y Gemini, se puso manos a la obra frente a uno de los mayores retos científicos y técnicos que se haya planteado el hombre jamás.

La nave Apollo

Hasta entonces los vehículos espaciales eran poco más que un misil en el que se había atado una cápsula presurizada en vez de una cabeza nuclear y se había apuntado hacia arriba en vez de en una trayectoria parabólica. Pero ahora habría que desarrollar un cohete específico con potencia suficiente como para escapar de la gravedad terrestre. Así nació el Saturn V.

Vehículo de lanzamiento de tres fases, el Saturn V era capaz de transportar una carga de 47.000 kg útiles en una misión lunar. Medía 110 m y pesaba la friolera de 2.900.000 kg cargado de combustible. Básicamente, sus dos primeras fases (dotadas con cinco potentes motores cada una) y parte de la tercera se empleaban en poner la nave en órbita, mientras que el resto de la tercera se reserva para la ignición que le da el impulso necesario a la nave para escapar de la gravedad terrestre. Contaba también con una unidad de instrumentación con el software necesario para controlar el cohete en todo momento.

Una vez ha sido propulsada con suficiente fuerza, la nave se desprende de la última fase del cohete y, capturando el módulo lunar, continúa su viaje hacia la Luna. La nave queda ahora con tres módulos:


  1. Módulo de mando (CM): Habitable, de forma cónica, es el corazón de la nave. Allí es donde los tres astronautas pasarán la mayor parte de la misión, donde se almacena la comida, los controles de la nave y donde duermen. Es la única parte del gigante que volverá a la Tierra, y con este fin está recubierto de una capa cerámica (escudo térmico), que le permite soportar las temperaturas infernales de la reentrada.
  2. Módulo de servicio (SM): No habitable, de forma cilíndrica, está unido al módulo de mando por su base. Alberga en sus seis compartimentos interiores los consumibles (oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, combustible), las células de combustible que suministran energía y agua al sistema, las baterías y el motor principal (SPS). En su exterior se encuentran los propulsores de reacción (RCS), que sirven para corregir ligeramente el rumbo de la nave, los condensadores por donde escapa la mayoría del calor generado por el funcionamiento de los sistemas y la antena de alta ganancia, uno de los diversos sistemas de comunicación de la nave con tierra.
  3. Módulo lunar (LEM): Habitable, con forma de araña, es la parte de la nave que una vez el conjunto llegue a la Luna se desprenderá con dos de los astronautas a bordo, descenderá a la superficie y volverá a la nave nodriza cargado de rocas. Sólo sirve para este propósito. El LEM tiene dos fases, una de ascenso y otra de descenso, con motores independientes. La fase de descenso queda como deshecho en la Luna, y sirve como plataforma para el despegue de la fase de ascenso, que vuelve a acoplarse al CSM.



La misión

Las misiones del XI al XVII del programa Apollo entre julio de 1969 y diciembre de 1972, tuvieron por objetivo el alunizaje y la exploración directa de la Luna en distintas regiones de la misma, y siguieron todas un esquema similar:

  1. Despegue y órbita estacionaria: Todas las misiones partieron del Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida), y tras consumir la primera fase, la segunda y la mitad de la tercera se detenían en una órbita estacionaria donde se procedía a comprobar que todos los sistemas estaban listos para alejarse de la Tierra.
  2. Encendido TLI: El propulsor S4B (esto es, el de la tercera fase), vuelve a encenderse para acelerar a la nave hasta proporcionarle la velocidad suficiente para escapar del campo gravitatorio terrestre.
  3. Costa Tierra-Luna: Durante tres días la nave sigue su camino hacia la Luna. Durante las 5/6 primeras partes del viaje decelera debido a la fuerza de la gravedad terrestre que sigue atrayéndola. Una vez superado ese umbral, la nave comienza a acelerar atraída por la Luna. En esta fase del viaje el momento crucial es el acoplamiento con el LEM: el módulo de mando-servicio se separa de la tercera fase ya agotada y, girando sobre sí mismo, vuelve para acoplarse al LEM, que se encuentra albergado en la parte superior de la tercera fase del Saturn V. Por lo demás, algunas maniobras de medio curso para corregir el rumbo, o la velocidad.
  4. Llegada a la Luna, encendido LOI: La nave llega a la Luna, pero para poder entrar en órbita alrededor de ella necesita decelerar para evitar salir rebotada como saldría una piedra de una honda (en lo que se denomina una trayectoria de retorno libre, de la que ya hablaremos en algún otro momento...). Con este fin, el potente SPS se enciende durante unos minutos en la cara oculta de la Luna para amanecer de nuevo a la cara visible en una apacible órbita.
  5. Descenso, exploración y regreso del LEM: Una vez en órbita lunar, el LEM se desprende del módulo de mando-servicio y, gracias al motor de su fase de descenso, sale de órbita y desciende a la superficie de la Luna. Una vez realizada la exploración pertinente, la fase de ascenso se enciende para reemprender el regreso a la nave nodriza.
  6. Desprendimiento del LEM y TEI: Una vez se han acoplado las dos naves de nuevo, se transfieren las rocas y el material a los compartimentos de almacenamiento del CM y, cerrando el túnel, se desprende la fase de ascenso del LEM, que chocará con la superficie lunar. Tras ello, el SPS vuelve a encenderse para salir de la órbita y regresar a la Tierra en una ignición denominada TEI.
  7. Costa Luna-Tierra: Ahora el proceso es el inverso. El SPS no es ni comparable con el potente motor del S4B que impulsó a la nave a la Luna, pero es que ahora sólo durante 1/6 parte del viaje decelera, y durante el resto aumenta su velocidad al volver a entrar en la zona de influencia de la Tierra. Es momento de escuchar música abordo y quizá llevar a cabo algún encendido de medio curso más para controlar el ángulo de reentrada.
  8. Reentrada y amerizaje: Una vez la nave llega a las capas altas de la atmósfera se desprende del módulo de servicio. A la frenética velocidad de 11.000 pies/s, cuenta con un estrecho corredor de apenas 2.5º para atacar la atmósfera. Si la nave va demasiado plana, la atmósfera actuará como una cama elástica, escupiéndola de nuevo al espacio exterior. Si por el contrario entra demasiado inclinada, atravesará demasiado aire a una velocidad endiablada, ardiendo sin llegar a tomar tierra. Cualquiera de las dos opciones, como véis, son a evitar. Una vez la nave se ha frenado por medio de la fricción con el aire, se abren unos paracaídas que la hacen posarse suavemente sobre el lecho del Océano Pacífico, poniendo fin a la misión.

Os juro que si os hubiese contado esto en persona hay mil cosas que he omitido y de las que no os libraríais...a uno le cuesta contener sus instintos. De todas formas, siento si resulta demasiado denso.


Si os sentís interesados por alguna cosa en especial, os dejo algunos vínculos con Wikipedia que no están mal, y si de verdad queréis comentar la jugada con un experto o queréis que os deje alguno de mis libros, pues me invitáis a una caña y yo encantado. Un abrazo y hasta la próxima entrega.

Ex luna scientia.

jueves, 22 de marzo de 2007

Un viejo amigo...


Hoy quiero presentaros a un viejo amigo. Uno de ésos a los que vuelves de vez en cuando. Pueden pasar meses y meses sin acordarte de él, pero cuando menos te lo esperas te lo encuentras a la vuelta de la esquina (de la estantería en este caso...)
Quizá muchos de vosotros no sepáis que yo estaba interesado en todo esto, que para mí ésta resulta una fuente de curiosidad inacabable, pero bueno, para eso entre otras razones abrimos este rinconcito, ¿verdad?
Me costaría explicaros lo que sintió un niño de apenas nueve años al salir de una sala de cine pasmado, con las piernas temblando de emoción y deseando devorar sobre la historia que acababa de conocer. El resto de la sala salió sin inmutarse, ignorantes del milagro humano que acababa de acontecer. Posiblemente (y con razón) para todos ellos aquella película pasará a la historia como una más de tarde de domingo. No para aquel chaval que hoy, muy poco menos chaval que entonces, se sienta delante de esta pantalla.
Éste es el módulo de mando-servicio CSM-109, el mismo que llevaría a tres hombres a vivir una de las mayores aventuras de la historia. Decidieron llamarlo Odyssey, ¿que por qué?

odisea.
1. f. Viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero.

Ahí es nada.
Mi intención (veremos si termina materializándose...) es aprovechar la vecina efeméride de los hechos para hablaros de vez en cuando sobre cómo fueron aquellos días de Abril de 1970 en los que un servidor no era ni siquiera un proyecto y que resulte lo menos aburrido posible para vosotros (para mí, por descontado, no lo será). A ver qué tal nos sale. Un abrazo para todos.

Ex luna scientia.

domingo, 18 de marzo de 2007

Sin porqués



No sé explicarte por qué no puedo vivir sin ese pañuelo enrollado atado al cuello. No sé decirte por qué echo tantas horas cada fin de semana nadando entre material revuelto preparando a toda velocidad la reunión antes de que llegue una jauría de locos bajitos hambrientos de fantasía, ni te sé explicar por qué cada sábado echo el cierre muchas veces ya de noche exhausto y sin ganas de nada salvo de caer rendido en la cama. De verdad que me siento impotente cuando te tengo que decir que no, que hoy tampoco puedo porque tengo lío con los chavales.

Yo mismo a veces soy incapaz de explicarme ciertas cosas. Te aseguro que no creía que mi cuerpo aguantase tanto con tan pocos cuidados. De veras que no sabía que dormir era prescindible. Perjuro que no me imaginaba haciendo el canelo ni la mitad de lo que en ocasiones me lo he descubierto haciendo y créeme cuando te digo que no imaginaba que mi voz diese para tanto sin rasgarse.

Ahora sí, una cosa sí que puedo contarte. Y es que a todo esto le debo el brillo de mis ojos. Sé que no sería el mismo si no lo hiciese, si no sintiese cada sábado a la noche que he dado hasta la última chispa de energía.

Ya hace(diez!) años que ando metido en este mundo. En el grupo he reído, he llorado, he hecho grandes amigos, me he desengañado, he crecido, me he enamorado...he vivido!Y qué quieren que les diga, pero aunque aún queden (muchas, espero) cosas por hacer,aventuras por vivir, uno empieza a ver el final de una era. Te das cuenta de que el "haber" comienza a pesar bastante más que el "debe", y te entran unas ganas terribles de aprovechar cada momento, cada café, cada reunión, cada acampada...Te mueres por intentar que cada uno de los chavales que hoy te mira con ojos inocentes, expectantes, sin saber muy bien lo que esperar de ti, llegue a atisbar de lejos la alegría que has vivido tú en propias carnes.

Permíteme que te plagie Antar, pero no puedo sino quitarme el sombrero, tirarlo al suelo y pisotearlo ante toda la gente que me ha acompañado en este camino. Mis responsables:Lucas, David, Esther, Rut, Gus, Raúl, Alfonso, Bego, Bronx...y tantos más. Mis compañeros de rama, entre los que hoy atesoro gran parte de mis mejores amigos. Mi kraal, que aguanta mis ramalazos controladores ("no no no, olvídate..."). Y por supuesto los lobatos y castores que en algún momento se han apuntado a un disparatado viaje a las estrellas (vuelta no asegurada), que serán todo lo pequeños que quieras, pero no dejan de darme lecciones magistrales.

Perdona que me haya extendido, pero es muy difícil contarte lo que se siente cuando le cantas al mundo que da igual si rojo, verde o púrpura, que te sacrificas de buen grado y procuras cumplir las normas que has de tener. Siempre listos, un placer.

viernes, 16 de marzo de 2007

Investigando

Aquí sigo investigando sobre este mundillo bastante nuevo para mí (al menos desde el lado del que escribe) y pensando todo lo bueno que me puede traer. A fin de cuentas te "obligas" ante los demás a rememorar, y me da que a este pobre nostálgico le terminará gustando aquello de contarte venturas y desventuras más o menos habitualmente.
Además, y aunque no deje de ser un poco triste, me vendrá bien para mantener contacto con tanta gente de la que deje de merecer cualquier viso de amistad hace tanto tiempo y que, incomprensiblemente, sigue cerca. Mi profundo reconocimiento y mi eterna gratitud.
En fin, muchas gracias de nuevo por la cálida bienvenida a mis palabras. Y para darle algún toque distinguido a la noche que ya se ha hecho con Guadalajara, os dejo con Joan Manel. Ara que tinc vint anys. Fins a la propera.

Ara que em sento capaç de cantar si un altre canta. Avui que encara tinc veu i encara puc creure en déus... Vull cantar a les pedres, la terra, l'aigua,al blat i al camí, que vaig trepitjant.A la nit, al cel, a aquest mar tan nostre,i al vent que al matí ve a besar-me el rostre. Vull alçar la veu, per una tempesta, per un raig de sol,o pel rossinyol que ha de cantar al vespre.

jueves, 15 de marzo de 2007

Túnez






Aprovecho el haber abierto esta ventana para saldar una pequeña deuda con la gente de la uni...aquí están unas poquejas fotos pendientes. Prometo solemnemente hacer un CD para que podáis tener todas. Un abrazote.

Bienvenidos


"-¡Gancho de Mar -dijo al cabo- nuestro hijo va a ser blanco!
-¡Caramba! -refunfuñó Gancho de Mar-. Nunca se ha visto cosa tan rara en el mundo como una foca blanca.
-Pues no sé qué decirte; ahora se verá.
Y cantó con voz baja y berreante la canción de las focas que todas las que son madres cantan a sus hijos:
No debes nadar hasta que tengas seis semanas si no quieres hundirte sin remedio; tormentas estivales y feroces cetáceos malos son para las focas pequeñas. Malos son para las focas pequeñas, ratoncillo mío, tan malos, tan malos como sólo ellos pueden ser. Pero báñate, crece, hazte fuerte, y entonces no tengas ya miedo, hijo del inmenso mar. "


R.K. El libro de las Tierras Vírgenes

Así se narra el nacimiento de Kotick y así inaugura el susodicho este rinconcito en el que poder compartir historias y aventuras que nos ocurran durante este viaje a través del océano que es cada día. Espero tenerte por aquí a menudo para compartir el camino...